Nunca tuvo la intención de hacer de las carreras una forma de vida, y mucho menos convertirse en el mejor piloto del mundo en un deporte que para él comenzó como una afición de un muchacho granjero. Sin embargo, cuando Jim Clark perdió la vida en las carreras, todo el mundo lloró la muerte de uno de sus mejores campeones. La modestia del escocés, su integridad personal y sus admirables cualidades humanas para con sus aficionados y rivales lo convirtieron en un piloto casi invencible en el coche, pero vulnerable fuera de él. Pocos han llegado a ser tan dominantes en la pista como Jim Clark, y menos aún han sido, son y serán recorados con tanto cariño.
Jim Clark nació el 4 de marzo de 1936, y creció con sus cuatro hermanas en el seno de una familia de granjeros en las colinas de Berwickshire en Escocia, cerca de la frontera con Inglaterra. Jim Clark creció rodeado de amplios campos de pastoreo por los que Clark llevaba los rebaños de ovejas de pedigrí, allí siempre se sintió como en casa. Lejos quedaba el mundo del automovilismo internacional, un pasatiempo que, en primer lugar comenzó con la lectura de libros y revistas hasta que, a los 13 año de edad, fue a una escuela privada en Edimburgo, en la que también practicó cricket y destacó bastante en hockey. Pero en lo referente a la utilización de vehículos para actividades deportivas Jim tuvo que superar la oposición de sus padres, excepto fines utilitarios. Condujo el coche familiar alrededor de los campos que rodeaban la granja en secreto, y luego comenzó a conducir tractores agrícolas, Jim consiguió su licencia de conducir en su diecisiete cumpleaños. Por entonces había abandonado la escuela y trabajaba a tiempo completo en la granja. Para su transporte personal, su padre, le compró un Talbot Sunbeam y en 1956 comenzó a usarlo para competir en las concentraciones locales de conducción y en las pruebas de calificación. Pronto se ganó un puesto en el club de carreras de coches deportivos, donde pilotaba los coches de ricos entusiasta, sin cuyo apoyo podría haber avanzado más en esta competición. Cuando ganó su primera competición, se encuentró en medio de una embarazosa situación. Había tomado parte en carreras contra los deseos de su familia. Animado por sus amigos, Jim comenzó a tomar más en serio las carreras, demostrando un excelente talento natural que sorprendió a todos, y sin duda a él mismo.
En 1958 Clark recibió un Lotus Elite para la carrera en Brands Hatch, donde impresionó inmediatamente alfundador de Lotus, Colin Chapman, tras quedar ganador de la carrera. Invitado por Chapman a las carreras de Fórmula Junior a los mandos de un Lotus, Clark sobresalió inmediatamente y fue promocionado al equipo Lotus de Fórmula 1 en la última etapa de la temporada 1960 de Fórmula 1. En Bélgica, tomo parte en su primera carrera de Fórmula 1, en la que ese año sería recordada como uno de los peores fines de semana de la Fórmula 1 en la historia. Al principio de la carrera en Spa, Chris Bristow, se estrelló fatalmente en un Cooper. Clark a penas logró evitar pasar por encima del cuerpo terriblemente mutilado del piloto, ya que quedó tendido en la pista, pero su Lotus quedó salpicado de sangre. Unas pocas vueltas después, el amigo de Clark y compañero de equipo en Lotus, Alan Stacey, perdido el control de su moplaza tras ser golpeado en la cara por un pájaro y fallecer al instante. Clark admitió que los horripilantes desastres allí vividos casi lo dejaron fuera de la competición para siempre.
En 1961, su primera temporada completa, estuvo ensombrecida por su participación en una colisión en Monza con el Ferrari de Wolfgang Von Trips. Aunque Clark era inocente y salió ileso, la muerte de Von Trips y 14 espectadores le dejó muy tocado, y otra vez consideró seriamente dejar las carreras. Pero fue persuadido para permanecer en la competición por Colin Chapman.
En las cuatro carreras siguientes el Lotus de Clark fue poco fiable. El chasis alimentado por motores Lotus Climax V8 era excepcionalmente rápido, pero muy poco fiable. Clark perdió el campeonato de 1962 a causa de una fuga de aceite en la última carrera. En 1963 tras conseguir la victoria en siete carreras, ganó fácilmente su primer Campeonato Mundial. En 1964 perdió nuevamente el campeonato en la última carrera del año, por una fuga de aceite, tal y como sucediera en 1962. En 1965 ganó seis de las 10 carreras y su segundo Campeonato Mundial.
En aquella época Clark y Chapman eran casi como hermanos. Chapman admiraba mucho su sinceridad, humildad y su integridad personal y decía sobre Clark que era tan increible como persona que como conductor. Clark no era un experto en mecánica y Chapman se basaba en sus observaciones para traducirlas en soluciones de ingeniería. Incluso cuando el coche no era del todo competitivo, el talento natural de Clark le permitía menguar los problemas, a pesar de que a menudo comentaba que no tenía ni idea de dónde vinía su velocidad.
El ardiente público intimidaba al campeón que evitaba en la medida de los posible ser el centro de la atención, aunque para entonces su fama se había extendido a América, donde se convirtió en una estrella después de ganar en 1965 el Indianapolis 500. Odiaba las conferencias de prensa y se le notaba visiblemente incómodo cuando hacía apariciones públicas. Aunque fue admirado y querido por sus rivales, ninguno de ellos lo conocieron bien. En el coche fue el emblema de la calma y el control. Aunque era común verle comiéndose las uñas, y fue sorprendentemente indeciso, en especial cuandohabía que elegir un restaurante para comer.
Sus títulos le trajeron riquezas y se trasladó a París. Nunca se casó, pero tuvo una amiga muy especial con la que esperaba poder instalarse y tener su propia familia en la granja de Escocia. Casi abandonó después de que Lotus fuese menos competitivo en 1966, aunque su paciencia se vio recompensada con el retorno al nivel competitivo para la siguiente temporada. Una victoria en el primer Gran Premio de la temporada de 1968 engrosó su cuenta de victorias a 25, eclipsando el récord del gran Fangio. Al igual que Fangio, Jim Clark rara vez cometió un error y tuvo muy pocos accidentes, lo que hizo que su repentina muerte fuese aún más difícil de comprender. El día 7 de abril de 1968, su Lotus sufría un fallo en los neumáticos en una carrera de Fórmula 2, en Hockenheim, Alemania, y falleció al estrellarse su coche. Colin Chapman dijo que había perdido a su mejor amigo. Y así el mundo de la Fórmula 1 asistió a la muerte de uno de sus campeones más emblemáticos a la edad de 32 años. Esto demuestra el gran riesgo que corren estos deportistas en cada una de las carreras, a pesar de que la seguridad ha evolucionado mucho desde entonces.
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