El primer americano en convertirse en Campeón del Mundo de Fórmula 1 con una especial relación de amor-odio relacionada con este deporte. Extremadamente inteligente e instintivo. Siempre buscó encontrar el equilibrio entre la diversión y los peligros que entrañaban este deporte. Sin embargo, su forma de conducir pasó a formar parte de su manera de expresarse, y las competiciones lo llevaron a lugares donde nunca esperó ir.
Philip Toll Hill, Jr nació en una familia numerosa en Santa Mónica, California, el 20 de abril de 1927. Se convirtió en un niño introvertido con un complejo de inferioridad y de pocos amigos. No era bueno en deportes, temía el fracaso y el ridículo y fue consumido por estos sentimientos de insuficiencia. Aprendió a tocar el piano, al tiempo que quedó fascinado por los coches. Cuando tenía 12 años su tía favorita le compró un Ford Modelo T, del que se interesó especialmente por su funcionamiento. El chófer de su tía le enseñó a conducir. Su interés por los automóviles le ayudaron a mejorar sus habilidades y la confianza en sí mismo, a pesar de que todavía se sentía rechazado socialmente.
Después de dos años de estudios de administración de empresas en la Universidad de California se aburrió y decidió abandonarlos para convertirse en ayudante de mecánico en un garaje de Los Ángeles, cuyo titular era un piloto aficionado. En 1947 Phil adquirido una MG - TC de dos asientos, que él mismo comenzó a modificar para poder competir con ella. En 1951, después de fallecer sus padres y que le dejaran algún dinero, compró un Ferrari de 2.6 litros y corrió con creciente éxito. Aunque era un ganador regular siempre cabía la duda de que no acreditaran su coche en las competiciones a las que se presentaba. Su constante preocupación sobre los peligros de la competición le provocaron úlceras de estómago tan graves que tuvo que dejar la competición durante diez meses. Con la ayuda de grandes dosis de tranquilizantes pudo regresar a la competición y ganar en una sucesión de Ferraris cedidos por ricos propietarios, y a mediados de los años 50 se había convertido el mejor piloto Americano de coches deportivos.
En 1955 fue invitado a unirse al equipo Ferrari para las carreras de resistencia en Le Mans, donde la muerte de más de 80 personas en el peor desastre automovilístico trastocaron bastante la delicada mentalidad del californiano. No obstante ganó Le Mans en tres ocasiones (todas con Olivier Gendebien), pero a pesar de sus buenos resultados en los coches deportivos, Hill tardó en llegar a la Fórmula 1, debido a que Enzo Ferrari pensó que su temperamento le incapacitaba para obtener buenos resultados en los monoplazas. En 1958, después de que Luigi Musso y Peter Collins fallecieran, Hill fue ascendido al equipo de Ferrari de Fórmula 1 donde ayudó a Mike Hawthorn a ganar en 1958 el título de conductores. Dos años más tarde, Hill ganó su primera carrera de Fórmula 1, el Gran Premio de Italia de 1960 en Monza.
Como conductor de Fórmula 1 Hill dejó atrás su complejo de inferioridad, pero su conciencia le siguió causando gran agitación interna. La competición se había convertido en una forma de expresarse a sí mismo, pero no estaba seguro de que le gustara lo que veía de sí mismo. "La competición hace que salga al exterior lo peor de mí", comentaba. "Sin ella, no sé qué clase de persona podría haber llegado a ser. Pero no estoy seguro de que ahora me guste la persona que soy. Las carreras me convierten en alguien egoísta, irritable, defensivo. Si pudiera dejar este deporte con algo de ego lo haría".
Preocupado incluso por su propia supervivencia comentaba "me convertí en alguien hipersensible al peligro y no estaba seguro de que no fuese a matarme en una carrera". Se mostraba especialmente nervioso y aprensivo antes de las carreras. En la parrilla de salida paseaba de un lado a otro, sin cesar de limpiar sus gafas, fumando cigarrillos de forma incesante o mascando chicles de forma febril.
Pero al instante de comienzar las carreras se mostraba relajado y con una notable compostura. Fue un cuidadoso conductor, simpático y sencillo con sus mecánicos. En sus coches, a pesar de sus admitidas fobias, fue muy valiente. De hecho, conducía mejor en los peores circuitos y en las peores condiciones, distinguiéndose especialmente en Spa y Nurburgring. "Siempre me sentía seguro con la lluvia", decía, "como un niño pequeño viendo caer el agua por la ventana".
Aunque no tenía problemas de hablar públicamente acerca de sus inseguridades, continuó siendo un solitario. Vivió cerca de la fábrica de Ferrari en un hotel, en el que tocaba piezas al piano de sus compositores favoritos, Beethoven y Vivaldi. Aprendió a hablar italiano de forma fluida y se convirtió en un asiduo a la ópera, asistia a actuaciones en La Scala de Milán. Era muy cuidadoso de su dieta y en sus ratos libres practicaba ciclismo y senderismo, a menudo, en los viajes, le gustaba visitar monumentos antiguos y castillos en ruinas. En temporada baja, cuando regresaba a California se dedicaba él mismo a la restauración de automóviles antiguos. Sin embargo, estas distracciones no apaciguaban su mente. "La calma de la inactividad fue peor que la tensión de la conducción", dijo. "Estaba obligado a volver de nuevo a lascarreras".
En 1961, el Ferrari 156s V6 'sharknose', eran los coches a batir y al final de la temporada el campeonato se resumía en una batalla entre Hill y su aristocrático compañero de de equipo, el alemán Wolfgang Von Count Trips. El enfrentamiento final por el título tuvo lugar en un nefasto Gran Premio de Italia en Monza. En la segunda vuelta von Trips, a los mandos del Ferrari tocó con las ruedas del Lotus de Jim Clark y se estrelló contra la multitud, causando la muerte de Von Trips y de 14 espectadores. Hill ganó la carrera, y el Campeonato Mundial de Pilotos por un solo punto sobre su compañero de equipo muerto. Pero no hubo alegría en la tristeza del vencedor, que portó el feretro de Von Trips en su funeral. Hill: "Nunca he experimentado en mi vida nada tan profundamente triste".
Después de esto, Hill comenzó a bajar su rendimiento de forma progresiva en la Fórmula 1. Tras otra temporada en Ferrari se trasladó a la escudería ATS, y luego a Cooper, antes de retirarse de los monoplazas en 1964. Continuó compitiendo con coches deportivos por un tiempo, para retirarse después a California, donde pasó el tiempo dedicado a la restauración de automóviles, y se convirtió en un negocio lucrativo. Finalmente Hill se asentó felizmente en una tranquila vida domestica. En 1971 se casó con su novia, Alma y formaron una familia.
"Finalmente valió la pena," decía Phil Hill. "Yo tenía una vida muy emocionante y aprendí mucho acerca de mí mismo, posiblemente cosas que tal vez nunca habría descubierto. Muchas personas pasan su vida en un estado que no les lleva nunca a ser realmente lo que son."
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