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De todos es sabidos las manás de determinadas personas a cerca de las supersticiones, pero la superstición en la Fórmula 1 va aún mucho más lejos, es un problema que afecta incluso a la organización del campeonato hoy en día ¿Os habéis dado cuenta de que no hay coche número 13?.



Desde 1950 hasta nuestros días sólo dos pilotos han llevado ese número en su chasis: Moises Solana en 1963 y Divina Galica en 1976, una de las pocas mujeres que se han subido a un coche de Fórmula 1. El mexicano sólo corrió una carrera ese año en la que terminó undécimo. Divina ni siquiera logró clasificarse.



En muchos países de Asia el número maldito es el cuatro y para Enzo Ferrari lo era el 17. Su amigo Ugo Sivocci se había matado conduciendo un coche con ese número. Sivocci tenía la costumbre de llevar pintado en grande sobre el morro de su bólido el trébol de cuatro hojas del escudo de Alfa Romeo. Era su amuleto. En los entrenamientos de la carrera de Monza de 1923 no lo llevaba y su coche se salió en una curva, y murió en el acto.



Hoy en día el Paddock está lleno de manías y supersticiones. La más extendida es la costumbre de casi todos los pilotos de subirse al coche con el pie derecho. Para ello, Fernando Alonso y Michael Schumacher, entre muchos otros, siempre se suben por el lado izquierdo del monoplaza. Schumacher dijo en su día que si le había ido bien hacerlo así hasta ahora por qué no repetirlo siempre. Michael también tiene su amuleto, un colgante que le regalaron su mujer y sus hijos que lleva siempre en cada gran premio. Una vez se lo olvidó en el hotel y un miembro de Ferrari tuvo que ir a buscarlo superando todos los límites de velocidad para que Michael lo tuviese antes del comienzo de la carrera.



Entre los más maniáticos de la suerte está Fernando Alonso. Dentro de sus múltiples manías está la de calzarse siempre el botín derecho antes que el izquierdo. Si un gran premio le sale bien un año, al siguiente repite hotel, si puede también la misma habitación e incluso cena lo mismo. Si en una determinada carrera algo sale mal trata de repasar las cosas no habituales que ha hecho y no las repite en las siguientes. Hace cábalas con números. Suma los de su habitación, la de su padre y su manager y de acuerdo al resultado sabe si le va a ir bien o mal en la carrera. Si en un gran premio saluda a un mecánico y todo va mal, en el siguiente trata de no encontrarse con él. Tiene múltiples amuletos que viajan con él. Pulseras, muñecos, anillos... y el domingo antes de la carrera canta junto con su manager Luis García Abad en una especie de rito sagrado. En 2005 la única carrera en la que no hubo “concierto” fue la de Canadá, la única que no terminó.



¿Más manías? Pedro Martínez de la Rosa además de entrar con el pie derecho en el coche siempre pega con cinta americana un sello de una virgen en interior del cockpit. Es un sello que su tía le consigue en Lourdes y que siempre ha ido con él. Alex Wurz, utilizaba hace años botas de distinto color. Rojo para el pie izquierdo y azul para el derecho. También se decía de él que evitaba dormir en los hoteles con los pies en dirección a la puerta. El canadiense Jaques Villeneuve llevaba siempre un mono tres tallas más grande. Lo hace por comodidad, pero también como parte de su ritual para sentirse más seguro en el coche. Nico Rosberg no se cambia los botines si le sale bien la carrera. Cuando ganó en Bahrein el título de la GP2 sus botines en el podio estaban casi destrozados. Nadie lo sabe, pero Kimi Raikkonen siempre utiliza los mismos calcetines el día de la carrera. Los trata con mimo, los lava, los pone a secar... siempre los mismos aunque él nunca lo ha confesado.



Entre los más supersticiosos está David Coulthard. Durante años utilizaba siempre en las carreras unos calzoncillos azules que le había regalado su tía Elaine. Los llevó hasta el día en que sufrió un accidente, le cortaron el mono y su madre vio por televisión que su ropa interior de la suerte era un andrajo impresentable. Le prohibió que los utilizase, David obedeció, pero hoy en día continúan viajando en su maleta, junto a un San Cristóbal y un par de tréboles de cuatro hojas que le regaló una anciana escocesa. Eso no ha evitado que el piloto británico se haya quedado estancado en trece victorias. Sin embargo, no sólo los pilotos tienen manías, amuletos y supersticiones. Jean Todt, lleva siempre una chaqueta de lana en la carrera, incluso en Malasia a más de 37º C. Se pone tiritas en todos los dedos y utiliza dos cronómetros. En pleno siglo XXI y en el deporte más tecnológico y desarrollado del mundo, Todt seguía confiando en los métodos tradicionales para controlar el ritmo de sus pilotos.

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