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He necesitado un día de por medio para decidirme a escribir lo que el pasado domingo se vió en el circuito Gilles Villeneuve. En primer lugar hay que felicitar la más que merecida victoria de Hamilton, que lideró una carrera completamente caótica de principio a fin. Y es que más hallá de que la suerte le acompañó, creo que esa suerte hay que buscarla, y su pole le sirvió de mucha ayuda. Bravo por el británico Hamilton.

Ahora viene lo duro, toca hablar de Alonso. Definitivamente, hay días que es mejor quedarse en la cama, por que el Alonso que vimos ayer, más hallá de que la suerte no lo acompañara, no es el Alonso al que estamos acostumbrados a ver. Ya desde el comienzo lo hizo mal. Recordemos que en Montmeló atacó la primera posición antes de la primera curva y Massa lo sacó de pista, tal vez fuese un aviso. Pero no se debió dar por enterado, y en Canadá volvió a querer conquistar esa primera posición desde la primera curva. Craso error. No era necesario en ese momento, y tal y como transcurrió la carrera, haber estado como perseguidor de Hamilton inicialmente podría haber cambiado su suerte. Pero jugó su baza, desacertadamente, y encima no estuvo fino en toda la carrera. Llegó a tropezar con la misma piedra hasta 4 veces que se viera en pantalla. Su modesta 7ª posición es el resultado de esa carrera catastrófica para el asturiano, que debería plantear sus estrategias a la hora de salir en la 2ª posición.

El dato de la carrera fué sin duda el accidente de Kúbica, del que podríamos decir que salió ileso, para lo que podría haber sido. Ya puede dar gracias a su cockpit y a su dispositivo Hans. Esta misma mañana lo veía en las noticias haciendo declaraciones sobre las ganas que tiene de poder correr este mismo fin de semana en USA. Esperemos que el comité de médicos de la FIA le den como apto para que veamos en qué medida, ese impresionante accidente ha podido afectar al piloto. No sabemos a él, pero a los que estábamos viendo la carrera, cuando menos, se nos encogió el alma.

Y no quiero cerrar esta minicrónica sin hacer menciones especiales para Wurz, que llevó su Williams hasta el tercer puesto del cajón a pesar de correr con el aleron trasero pendiendo de un hilo, y a Sato, que gracias a una estrategia que se vió claramente favorecida por los coches de seguridad volvió a sumar puntos para los Super Aguri.

La siguiente cita, este fin de semana en Indianápolis. Esperemos que Alonso pueda hacerse un desquite, en un circuito en el que supuestamente los Ferrari deberían ser superiores a los McLaren, pero eso mismo era lo que tendría que haber pasado en Canadá y sin embargo la realidad ha sido bien distinta.

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