La última vez que había ganado el alemán había sido en el callejero de Valencia. Desde entonces pasaron siete Grandes Premios en los que el teutón no pudo repetir por errores propios y ajenos, más propios que ajenos. Pero debemos irnos más atrás en la temporada para recordar el último 1-2 de la escudería de Milton Keynes: GP de Mónaco, con Webber delante.
Hasta que llegamos a Suzuka, circuito que nos ha entregado un podio en el que todos quedaron conformes. Vettel porque se reencontró con el triunfo, Webber porque estiro su ventaja, y Alonso porque no estaba en condiciones de alcanzarlo.
La suerte ha estado sin dudas del lado del español, porque Robert Kubica lo había dejado plantado en la largada, ganándole la tercera posición. Pero al polaco se le salió el neumático en la tercera vuelta y Alonso no tuvo que hacer nada. Luego, a mitad de carrera, Lewis Hamilton se volvía una importante amenaza, pero al moreno comenzó a fallarle la caja y en consecuencia el español ya no tuvo más presiones que pusieran en peligro su último escalón en el podio.
¿Los McLaren? Se descolgaron. Porque Button llegó en cuarto lugar, resignando todas sus chances en la primera parte de la carrera con neumáticos duros. Y Hamilton arribó quinto luego de haber perdido la tercera velocidad. Y a diferencia de Alonso no perdieron tres puntos con Webber, sino mucho más.
Hamilton ahora ha quedado a 28 puntos del australiano y Button a 31, (25 otorga una carrera y quedan tres así que… saquen cuenta), con el agravante para el moreno que seguramente en Corea o en Interlagos, sino se corriera la primera, deberá cambiar nuevamente la caja lo que significa otra sanción de cinco puestos. ¿El mundial comienza a ser cosa de tres?
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