En pocas horas el escocés dejará de ser uno de los pilotos más experimentados que tiene la máxima categoría para convertirse en una de las marcas que dejo la década del 90 y la primera decena del nuevo siglo.
David abandonará el buzo para ponerse la camisa del equipo Red Bull. De piloto a asesor. Ferrari necesitó de Schumi, los de Milton Keynes ahora de Coulthard. Pasaron quince temporadas de aquél debut forzado para reemplazar a Ayrton Senna. No ganó campeonatos, pero se lleva hasta el momento, sin contar la última de Brasil, 13 victorias, 12 poles, 18 records de vuelta, 62 podios, y 535 puntos.
“Más de una vez fui afortunado durante mi carrera al salvarme de accidentes automovilísticos”, comentaba David Coulthard al llegar a Interlagos.
Agradecido como pocos, caballero como ya no quedan, el escocés resolvió dedicar su última carrera a Wings for Life, una fundación sin fines de lucro que se dedica a buscar la cura para lesiones en la médula espinal.
Como habrán visto en los entrenamientos y en la clasificación, Coulthard está utilizando un RB4 decorado de manera totalmente distinta a la de su compañero Mark Webber.
Necesitó la autorización de la FIA para el caso, autorización que se extiende por primera vez en la máxima categoría, dado que siempre se mantuvo la uniformidad para distinguir a los equipos de F1. Pero como se espera que la última carrera de David sea de gran atracción mundial, dado que se define el campeonato del mundo, no había mejor oportunidad para difundir la cuestión de la paraplejia y aumentar el conocimiento del riesgo siempre presente de recibir una lesión en la médula espinal.
La decisión de Coulthard de correr en su automóvil con la marca Wings for Life ayudará a recaudar fondos para la investigación sobre médula espinal.
“Quiero expresar lo agradecido que me siento por tener la capacidad de caminar y correr. Sé que muchos no tienen la misma suerte que yo”, declaró el escocés, quien supo salvarse de un accidente aereo en 2000.
“En Fórmula Uno el éxito está determinado por unos pocos segundos, en medicina se piensa en términos de años. Pero en ambas disciplinas, la ambición y el compromiso son factores cruciales que se necesitan para alcanzar la meta lo antes posible. Wings for Life ayuda a acelerar los avances en la investigación sobre médula espinal”.
Durante los emocionantes minutos de una carrera de F1, en otros lugares muchos están enfrentando su destino. Cada cuatro minutos alguien sufre una lesión en la médula espinal en algún lugar del mundo. En todo el mundo, más de 2,7 millones de personas quedan confinados a una silla de ruedas después de un accidente automovilístico o una caída y cada año este número aumenta en 130.000.
“Dedico mi última carrera a la visión de hacer que la paraplejia sea curable”, así de caballero, así de agraecido.
David Coulthard no se lleva coronas, pero igualmente se retira como un gran campeón, que supo ganar en actos de beneficiencia, en actos grandiosos que debe imitar el humano. Nos vemos el año que viene David, pero del otro lado del pitlane.
David abandonará el buzo para ponerse la camisa del equipo Red Bull. De piloto a asesor. Ferrari necesitó de Schumi, los de Milton Keynes ahora de Coulthard. Pasaron quince temporadas de aquél debut forzado para reemplazar a Ayrton Senna. No ganó campeonatos, pero se lleva hasta el momento, sin contar la última de Brasil, 13 victorias, 12 poles, 18 records de vuelta, 62 podios, y 535 puntos.
“Más de una vez fui afortunado durante mi carrera al salvarme de accidentes automovilísticos”, comentaba David Coulthard al llegar a Interlagos.
Agradecido como pocos, caballero como ya no quedan, el escocés resolvió dedicar su última carrera a Wings for Life, una fundación sin fines de lucro que se dedica a buscar la cura para lesiones en la médula espinal.
Como habrán visto en los entrenamientos y en la clasificación, Coulthard está utilizando un RB4 decorado de manera totalmente distinta a la de su compañero Mark Webber.
Necesitó la autorización de la FIA para el caso, autorización que se extiende por primera vez en la máxima categoría, dado que siempre se mantuvo la uniformidad para distinguir a los equipos de F1. Pero como se espera que la última carrera de David sea de gran atracción mundial, dado que se define el campeonato del mundo, no había mejor oportunidad para difundir la cuestión de la paraplejia y aumentar el conocimiento del riesgo siempre presente de recibir una lesión en la médula espinal.
La decisión de Coulthard de correr en su automóvil con la marca Wings for Life ayudará a recaudar fondos para la investigación sobre médula espinal.
“Quiero expresar lo agradecido que me siento por tener la capacidad de caminar y correr. Sé que muchos no tienen la misma suerte que yo”, declaró el escocés, quien supo salvarse de un accidente aereo en 2000.
“En Fórmula Uno el éxito está determinado por unos pocos segundos, en medicina se piensa en términos de años. Pero en ambas disciplinas, la ambición y el compromiso son factores cruciales que se necesitan para alcanzar la meta lo antes posible. Wings for Life ayuda a acelerar los avances en la investigación sobre médula espinal”.
Durante los emocionantes minutos de una carrera de F1, en otros lugares muchos están enfrentando su destino. Cada cuatro minutos alguien sufre una lesión en la médula espinal en algún lugar del mundo. En todo el mundo, más de 2,7 millones de personas quedan confinados a una silla de ruedas después de un accidente automovilístico o una caída y cada año este número aumenta en 130.000.
“Dedico mi última carrera a la visión de hacer que la paraplejia sea curable”, así de caballero, así de agraecido.
David Coulthard no se lleva coronas, pero igualmente se retira como un gran campeón, que supo ganar en actos de beneficiencia, en actos grandiosos que debe imitar el humano. Nos vemos el año que viene David, pero del otro lado del pitlane.
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