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La última vuelta resume lo que fue toda la temporada: llena de emociones, de carreras definidas con mucho suspenso y de ganadores impensados. Lo que hoy se vivió en Interlagos sólo lo pudo haber escrito un director de cine, porque este GP de Brasil fue de ciencia ficción.

La adrenalina que tengo en este momento no me deja elegir otro título de portada, sépanme entender. Apuesto que todos los apasionados que dedicamos la vida a este deporte están en este momento en el mismo apriete que yo. Tal vez lo mejor hubiera sido dejarlo en puntos suspensivos y que el título lo pongan ustedes. Me lo pueden sugerir en los comentarios y el que quede mejor lo dejamos, pero en algo vamos a coincidir todos: En 59 años de F1 nunca se vivió algo similar.

Fuimos testigos de un final de campeonato que va quedar marcado a fuego y para siempre en la historia del automovilismo mundial.

Llegar dentro de los primeros cinco parecía fácil desde afuera si pensábamos en las chances de Lewis Hamilton. Que Massa pudiera quedarse con el título se presumía imposible, pero la lluvia que abrió y clausuró el GP de Brasil quiso que todo esto se conjugara en los últimos 500 metros.

Massa debía ganar y el moreno debía llegar sexto o más abajo. Los dichos dicen que no se es campeón hasta que no se baje la bandera a cuadros. Pues bien, los dichos traicionaron a Felipe Massa. Porque el brasileño cruzó la bandera a cuadros siendo campeón e Interlagos completo vivándolo, pero tras esos “500” metros de puño en alto, Hamilton, que no había cruzado la meta y estaba por afrontar la última curva en sexta posición, se encontró con Timo Glock haciéndose involuntariamente a un costado porque llovía y el Toyota estaba con neumáticos para seco.
Hamilton llegó quinto y con 22 años 9 meses y 26 días se convirtió en el piloto más joven que logra un campeonato. Ni Alonso que había llegado segundo pudo hacer nada, ni Raikkonen que arribó tercero. Todos ellos ya habían cumplido con su parte. Agregándose Vettel con un trabajo memorable.

¿Por donde empezar a describir lo que fue este Gran Premio? Por la grilla misma. Los bocetos de este filme cuentan que antes de darse inicio a la vuelta previa, cayó un diluvio, difícil de creer como “En el día después de mañana”. La tormenta se había escapado de los satélites que anticipaban el agua pero no imprevistamente antes de darse la largada. La partida se demoró diez minutos y todos cambiaron sus neumáticos por los de mojado.

Entonces se dio una salida ordenada adelante (Massa en punta seguido de Trulli, de Kimi y de Hamilton) y un poco conflictiva atrás (Coulthard se despedía de la F1 en la primera vuelta por un toque de atrás).

El guión del escritor ordenó que en la segunda vuelta saliera el safety car y que posteriormente, tras el relanzamiento, todo volviera a su normalidad. Hasta las primeras paradas, que llegaron en la vuelta nueve y que les permitió a anticipados como Alonso o Vettel modificar su estrategia y ponerse entre Massa y el británico. Trulli con los neumáticos para seco se iba para atrás.
El escritor decide dejar un bache, la carrera entra en su meseta y Massa viaja en Interlagos siempre adelante y Hamilton apostado entre el cuarto y el quinto lugar. Lewis estaba a cubierto.

Pero claro, el escritor guardaba los golpes de escenas para el final. Porque a cinco vueltas del final, metió la lluvia como lo había hecho a dos minutos de largar, todos debieron ir a boxes otra vez por los intermedios y los brasileños y Hamilton comenzaron a temblar. Tras la parada de urgencia Massa se mantuvo adelante y el de McLaren perdía un lugar. Quedaba quinto pero con Vettel hecho un Toro “bordo” mas que Rosso.

Entonces el escritor arma el primer golpe de escena en que el alemán, que era más rápido y llevaba motor Ferrari, supera al McLaren y los brasileños se comienzan a emocionar. Porque Hamilton no podía mantener a la flecha de plata y el STR se le escapaba.

Pero faltaba un golpe más del creador para que la película pase del drama y el suspenso a la ciencia ficción. Y ese golpe lo armaba con el Toyota de Timo Glock. Porque el alemán, que se había jugado a mantenerse con caucho de seco, dándole el fruto de pasar del séptimo puesto al cuarto, luego no lo podía mantener a “500” metros de la meta final.

Massa recibió la bandera a cuadros como el nuevo campeón pero su sueño quedó truncado. Injustamente se quedó sin el título como injustamente lo hubiera perdido Hamilton. El escritor que armó la temporada 2008 lo quiso así.

Dicen que el escritor lo llaman Dios, dicen también que es barbudo y que nos mira a todos desde arriba. También dicen que un tal Ayrton Senna colaboró tirando agua desde el cielo para que sus fervientes se quedaran con una histórica definición. Algo descuidaron los dos y ese algo es un Toyota TF108 que no estaba en el boceto de ninguna película de ciencia ficción.

Felicitaciones Hamilton. Felicitaciones Massa. Felicitaciones aficionados, porque acabamos de ser testigo de un cierre que por siempre vamos a llevar en la memoria y en el corazón.

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