Previo al Gran Premio de Australia de 2010
Vista aérea del circuito Albert Park
Quizá ha estrellado el casco sin darse cuenta. O quizá ha sido premeditado. Sabe que la temporada acaba de empezar. Pero empezar ganando era lo que él quería. Y no lo ha logrado. Melbourne será el escenario de la venganza. Felipe Massa no puede creer que el recién llegado le haya robado el protagonismo tan pronto. Sin él, su recuperación habría sido casi milagrosa: tras varios meses sin competir, tras un terriblemente grave accidente, el primer lugar del podio se antojaba heroico.
Pero entonces llegó el español para fastidiarlo todo. Maldita sea. Pero no es hora de remordimientos. Felipe recoge el casco del suelo y limpia el arañado producido tras su caída al suelo; sopla para devolver el brillo y sonríe. Es hora de la revancha. Es hora del Gran Premio de Australia.
¿Quién es el favorito?
A estas alturas del inicio de la temporada, con la segunda carrera a punto de disputarse, pensábamos que las posiciones de los favoritos a los títulos mundiales de 2010 estarían más definidas; craso error. Sí, Fernando Alonso y Ferrari encabezan las apuestas, pero en McLaren han hecho los deberes y van al acecho: “Al contrario que en Bahréin, Melbourne se adapta perfectamente a nuestro conjunto aerodinámico”, advierte Jenson Button. A su lado, Lewis Hamilton, que ha probado el podio y ya nada le sacia si no es una victoria: “Llegamos con mucho entusiasmo y expectativas”, asegura el tercer clasificado de Bahréin. “Lo haremos bien y no tendremos los problemas de la anterior carrera”.
Albert Park, una pista querida
Melbourne se ha convertido, sin hacer mucho ruido y casi sin que nos demos cuenta, en una de las pistas más emocionantes y esperadas de los últimos años. El circuito urbano, que se estrenó en 1996 con una victoria inesperada de Damon Hill (Jacques Villeneuve estuvo apunto de debutar ganando, pero el motor del Williams-Renault desfalleció en el último momento), no ha variado un ápice su trazado, lo que lo convierte en uno de los más longevos de la Fórmula 1 actual, tras catorce temporadas consecutivas. Sobre el mapa nos encontramos con una sucesión de grandes frenadas y aceleraciones largas. A ras de suelo, es un tubo de muros y árboles donde los accidentes son habituales.
Como siempre, la primera curva tras la salida dará emociones fuertes (¿quién se saldrá recto esta vez?), pero es en la segunda frenada (una cerrada curva a derechas) donde suele haber más acción todavía. La colorida pista australiana, con sus curiosas escapatorias pintadas, ofrece un ambiente único en el mundial y un trazado prácticamente desprovisto de rectas: salvo la de boxes y un par de pequeños tramos, el resto son rápidas y suaves curvas aderezadas con ángulos cerrados. No están tan contentos los lugareños, cuyas manifestaciones son ya casi tradicionales, abogando por sacar las carreras del centro de la ciudad e invertir el dinero en un circuito permanente. Ellos ganarían tranquilidad y estabilidad, pero la Fórmula 1 perdería uno de los últimos trazados interesantes del siglo pasado.
Schumacher y Melbourne, incompatibles
Michael Schumacher quiere resarcirse de Bahréin en Australia, pero el campeón alemán no guarda buenos recuerdos de esta pista, en la que “sólo” ha ganado tres veces (2000, 2001 y 2004). En 1996 los frenos de su recién estrenado Ferrari le traicionaron. En 1997 fue segundo por detrás de Häkkinen. En el 98 rompió el motor. En 1999 se llevó un buen susto al volcar en los entrenamientos por culpa de un escalón en la coloreada tierra de la escapatoria; en la carrera se clasificó octavo. Entre 2000 y 2004 no tuvo una mala racha: 2003 fue su peor resultado, con un cuarto lugar; ganó los otros dos años. Las dos últimas carreras disputadas aquí por el genio alemán, en 2005 y 2006, se saldaron con sendos accidentes. En 2005 chocó contra Nick Heidfeld, mientras que en 2006, su última carrera en Australia, se estrelló solo contra el muro de la recta principal. Demasiados malos recuerdos concentrados en poco más de cinco kilómetros de asfalto.
Duelos al atardecer
Quien sí tiene buenos recuerdos es Jenson Button. En realidad el británico tiene peor palmarés en la pista australiana que Michael Schumacher, pero fue aquí donde empezó su sueño convertido en realidad: ser campeón de Fórmula 1. Este año viaja allí con la misma ilusión: “Es fantástico volver aquí, donde conseguí mi primera victoria. Espero que con algunas mejoras podamos estar compitiendo con los Ferrari y los Red Bull”. Esos son los favoritos: en Bahréin, Red Bull apabulló a Maranello hasta que los problemas en el coche de Vettel chafaron su fin de semana. Fernando Alonso volverá a dar aldabonazos a la puerta de la victoria (siempre está ahí, agazapado, al acecho, esperando su momento), y aunque asegura que su compañero de equipo, Felipe Massa, es un colega y no un rival, el propio brasileño clama revancha.
Una vez más, la carrera se disputará al atardecer, para complacer el horario europeo, pero a Button no le hace mucha gracia: “Preferiría correr por el día, pues es peligroso al ocaso porque el sol pega en los ojos”. Más dramático sería si ocurriera un accidente o apareciera lluvia torrencial (ocurrió en los entrenamientos de 2005) que obligara a retrasar el horario previsto hasta llegar a la oscuridad total.
Objetivos distintos
Fernando Alonso llega a Australia para ganar. Un objetivo bien distinto del de sus compatriotas, Hispania Racing. La escudería sólo quiere terminar la carrera, un auténtico éxito para ellos. Y es que éste es un buen punto de partida para progresar. El propio Alonso reconoce que “en Melbourne se parte de cero.” En Williams advierten de que el desgaste de los neumáticos es especialmente acuciado en esta pista: “Es un desgaste límite”, asegura Sam Michael. “Cuidar los reglajes es imprescindible todo el fin de semana”. En Renault llevarán un monoplaza mejorado y aseguran que el trazado será bueno para su R30: “Al menos será mejor que Bahréin”, asegura Kubica. Por su parte, Alonso llegó a Australia directamente desde Sakhir. Su concentración es total tras algunos días de feliz relajación tras ganar en la primera carrera del año: “Nada ha cambiado para mí: hay ocho favoritos y tenemos que darlo todo para ganarles”.
Melbourne, prueba de fuego para la F1
Quienes sí esperan ganar son los aficionados. Tras la unánimemente proclamada aburrida carrera de Bahréin, Alonso despunta sus declaraciones: “Puede que para la gente fuera aburrida, pero para los ferraristas fue muy divertida”. Pero siendo francos no hubo casi adelantamientos ni muchas emociones. Simplificarlo todo a la falta de repostajes es absurdo: en la Fórmula 1 siempre ha habido carreras aburridas; Sakhir casi siempre lo ha sido, en su corta existencia. Todo lo contrario que Melbourne, una pista llena de color, sabor, gran ambiente, emociones y toda la espectacularidad que un circuito puede dar. Al contrario que los nuevos circuitos urbanos, las carreteras que rodean el lago Albert Park fueron remodeladas antes de 1996 pensado en la Fórmula 1, por lo que la pista ni es estrecha ni imposibilita totalmente el adelantamiento. Sólo la adherencia deja bastante que desear, sobre todo por la suciedad.
Australia será, con todo, no sólo una nueva prueba de fuego para los motores y los pilotos, sino para la propia Fórmula 1: ¿Son los cambios de reglamentación acertados? ¿Volveremos a vibrar con luchas y duelos? ¿Fue Bahréin sólo un aburrido espejismo? Esta es la segunda oportunidad para mucha gente. Todas las respuestas, en sólo cuatro días.
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