F1 - El mundo de la fórmula uno

El joven británico no tuvo rivales en el GP de China y comienza a probarse la corona camino a Interlagos. El moreno ganó de punta a punta, sin cometer errores esta vez en la largada, e imponiendo un ritmo inalcanzable del cual ni Felipe Massa ni Kimi Raikkonen pudieron estar a la altura. Para Ferrari fue una dura lección, porque Massa, que arribó segundo por gentileza de Raikkonen, llegará a la definición en su casa, con siete puntos de desventaja.

Hamilton se hizo inalcanzable desde la partida misma, ampliando vuelta por vuelta una ventaja tranquilizadora que al terminó de los primeros diez giros se tradujo en un margen de 3.8 segundos para ponerse a cubierto de cualquier problema. Pero el GP de China fue chato, aburrido, sin dramas espectaculares, salvo una pinchadura que sufrió Kovalainen con el otro McLaren y un toque entre Sebastien Bourdais de Toro Rosso y Jarno Trulli con el Toyota, que le dieron color a la primera vuelta.

Ni siquiera hubo sorpresas a la hora de repostar. Hasta las estrategias de los equipos mantuvieron su ordenamiento. Fue una carrera de manual en la que Fernando Alonso se quedó con el cuarto puesto. En la que Robert Kubica se despidió de sus posibilidades de campeonato por llegar sexto detrás de su compañero. Y en la que la novedad la dio Sebastian Vettel por no sumar tras haberlo hecho en las últimas cinco carreras consecutivas. Glock con el Toyota y Nelsinho Piquet con el otro R28 completaron el séptimo y octavo puesto puntuable.

¿Los abandonos? Apenas hubo tres. Kovalainen a cinco del final, Sutil en el primer tercio de la carrera y Trulli a dos giros de haber comenzado el Gran Premio.

Hamilton cruzó la línea de meta en primera posición para sumar diez puntos, mientras que la maniobra de Ferrari en las últimas vueltas sirvió para reducir los daños y que en lugar de cuatro puntos el británico aumentase sólo en dos su ventaja sobre Massa cuando sólo queda una carrera para que concluya el campeonato. Porque de lo contrario, hubiera llegado a nueve.