El director general de McLaren, Martin Whitmarsh, declaraba recientemente en carácter de presidente de la FOTA que las escuderías tenían casi conformado el programa de tests para 2011 y que sólo restaban definir mínimos detalles.
Pero también dejo entrever que era el deseo de algunos equipos recuperar algún test durante la temporada, como era su caso personal, y que eran los equipos más débiles los únicos que estaban satisfechos que no hubieran pruebas a lo largo del campeonato, aceptando apenas que los entrenamientos invernales se aumentaran a seis citas antes del 13 de marzo.
¿Por qué esta posición? Un director de Force India nos lo explica:
"Estas pruebas serían una ventaja para aquellos que puedan permitírselo. Por lo tanto, que se prohíban es bueno para el deporte, incluso si los equipos grandes tienen que hacer frente a retrocesos en el proceso de desarrollo".
Argumentación que no es bien recibida por Michael Schumacher, quien desde que regresó a la máxima no puede creer que la Fórmula 1 sea el único deporte importante en el mundo en el que esté prohibido entrenar.
A lo que Franz Tost, director de Toro Rosso, le explicó que seguramente sea así porque "tampoco hay otro deporte en el que un kilómetro de pruebas cueste entre 700 y 1.000 euros".
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