Debutó en el GP de EEUU de 2007 y rápidamente se hizo con el primer récord de ser el más joven en sumar un punto, había llegado octavo con el BMW del accidentado Kubica. Ayer se había quedado con el que parecía el más importante, al ser también el piloto más chico en quedarse con la pole. Pero Sebastian Vettel no conoce límites y en el día de hoy tiró por la borda cualquier pronóstico, cualquier apuesta, cualquier encuesta.
No fue casualidad lo de ayer, no fue un milagro ni tampoco estuvo descargado. Casi con la misma estrategia que los grosos de Ferrari, McLaren o BMW, Toro rosso le entregó al germano un STR implacable que le permitió ganar de punta a punta el GP de Italia. Kovalainen, quien le disputó la pole el sábado, llegó a más de 10 segundos del Toro Rosso revolucionario. A más de 15 llegó Kubica.
La lluvia estuvo presente en gran parte de la carrera y puede que haya beneficiado para que el STR se mostrara más fuerte. Pero todos corrieron en las mismas condiciones y en esas condiciones nadie pudo alcanzarlo. Quizás Hamilton le pudo haber dado caza, porque McLaren se había jugado con el moreno a una sola parada, confiados de que habría lluvia intensa. Pero en el último cuarto de la carrera la pista se fue secando, el agua se fue evaporando y el británico tuvo que hacer una parada extra para poner intermedios. Vio la bandera a cuadros en el séptimo lugar detrás de Felipe Massa quien llegó sexto.
En la F1 de hoy cuesta creer que en Monza sea Toro Rosso quien este dando la lección y no Ferrari o los de Woking. También cuesta creer que un piloto como Alonso, tan especialista en condiciones mojadas, no haya podido aprovechar las numerosas oportunidades que se le presentaron en la temporada. El R28 tampoco le permitió brillar en Italia, y otra vez se tuvo que conformar con un cuarto puesto, el mejor resultado que ha conseguido en lo que va del 2008 y que ya lo ha repetido en tres ocasiones. El español al menos ahora tiene un consuelo, con los puntos de hoy igualaron a Toyota en la Copa de Constructores porque los japoneses no sumaron. Glock acabó 11º y Trulli 13º.
Pero de los que largaron entre los primeros diez y se fueron para atrás no fue el único caso. Webber que partió tercero tuvo la mísera recompensa de un punto, llegó octavo (Coulthard 16º). Mientras que Nico Rosberg, que había largado quinto, terminó 14º, incluso detrás de su compañero Nakajima que largo último y con toque incluido llego 12º.
Igualmente ellos solos no se quedaron con las manos vacías. Force India, que esperaba luchar por algún puntito con Fisichella, tuvo que olvidarse rápido. El romano se encontró con Coulthard en una de las chicanes, perdió el alerón delantero y el equipo las ilusiones. Puesto que Sutil se quedó en pista pero apenas pudo hacer agua y llegó a 3 vueltas, décimonoveno.
También Honda tuvo una mala carrera, Button llegó 15º y Barrichello 16º.
En fin, quien haya perdido o quien haya ganado a esta altura no importa. Porque de ahora en más la leyenda contará que hubo una vez un piloto alemán de 21 años que supo ganar con un Toro Rosso.
No fue casualidad lo de ayer, no fue un milagro ni tampoco estuvo descargado. Casi con la misma estrategia que los grosos de Ferrari, McLaren o BMW, Toro rosso le entregó al germano un STR implacable que le permitió ganar de punta a punta el GP de Italia. Kovalainen, quien le disputó la pole el sábado, llegó a más de 10 segundos del Toro Rosso revolucionario. A más de 15 llegó Kubica.
La lluvia estuvo presente en gran parte de la carrera y puede que haya beneficiado para que el STR se mostrara más fuerte. Pero todos corrieron en las mismas condiciones y en esas condiciones nadie pudo alcanzarlo. Quizás Hamilton le pudo haber dado caza, porque McLaren se había jugado con el moreno a una sola parada, confiados de que habría lluvia intensa. Pero en el último cuarto de la carrera la pista se fue secando, el agua se fue evaporando y el británico tuvo que hacer una parada extra para poner intermedios. Vio la bandera a cuadros en el séptimo lugar detrás de Felipe Massa quien llegó sexto.
En la F1 de hoy cuesta creer que en Monza sea Toro Rosso quien este dando la lección y no Ferrari o los de Woking. También cuesta creer que un piloto como Alonso, tan especialista en condiciones mojadas, no haya podido aprovechar las numerosas oportunidades que se le presentaron en la temporada. El R28 tampoco le permitió brillar en Italia, y otra vez se tuvo que conformar con un cuarto puesto, el mejor resultado que ha conseguido en lo que va del 2008 y que ya lo ha repetido en tres ocasiones. El español al menos ahora tiene un consuelo, con los puntos de hoy igualaron a Toyota en la Copa de Constructores porque los japoneses no sumaron. Glock acabó 11º y Trulli 13º.
Pero de los que largaron entre los primeros diez y se fueron para atrás no fue el único caso. Webber que partió tercero tuvo la mísera recompensa de un punto, llegó octavo (Coulthard 16º). Mientras que Nico Rosberg, que había largado quinto, terminó 14º, incluso detrás de su compañero Nakajima que largo último y con toque incluido llego 12º.
Igualmente ellos solos no se quedaron con las manos vacías. Force India, que esperaba luchar por algún puntito con Fisichella, tuvo que olvidarse rápido. El romano se encontró con Coulthard en una de las chicanes, perdió el alerón delantero y el equipo las ilusiones. Puesto que Sutil se quedó en pista pero apenas pudo hacer agua y llegó a 3 vueltas, décimonoveno.
También Honda tuvo una mala carrera, Button llegó 15º y Barrichello 16º.
En fin, quien haya perdido o quien haya ganado a esta altura no importa. Porque de ahora en más la leyenda contará que hubo una vez un piloto alemán de 21 años que supo ganar con un Toro Rosso.
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