Durante esta última jornada me percate de que los medios europeos, especialmente los españoles, trataron de manera sensacionalista el accidente aéreo que involucró al avión de Fernando Alonso.
Claro… no era para menos, el hijo prodigio de España podía correr peligro. Pero no era tan así, el asturiano lejos estuvo de correr peligro su vida y lo propicio hubiera sido tratar la imagen del ovetense con madurez.
El bicampeón mundial se encontraba de vacaciones en Malindi, Kenia, invitado por su jefe, el verborrágico Flavio Briatore, patrón de Renault. El italiano posee allí un impresionante 'resort' en el que sabe invitar a sus amistades y Fernando había acudido con su mujer, Raquel de Rosario, la hermana de Raquel y su marido para pasar fin de año.
Pasadas las fiestas y con miras a la preparación para la temporada 2009 era momento de emprender la vuelta a casa. El momento indicado para el regreso era el 4 de junio a cierta hora de la tarde. Pero el avión que habitualmente utiliza Alonso para sus desplazamientos, que es propiedad de una empresa española, tocó con una de sus alas en uno de los edificios que sirven de hangar en el abandonado aeropuerto de Malindi y el tinte de tragedia mezclada con milagro dio rápidamente la vuelta al mundo, sin percatarse que ni Alonso, ni sus acompañantes, estaban en la unidad de dicha empresa española.
El incidente no tuvo mayor relevancia que el retraso en la salida del vuelo de la tarde del día 4 a la mañana del día 5. El asturiano y sus acompañantes ya se encuentran en sus casas y siempre estuvieron sanos y salvos.
El bicampeón mundial se encontraba de vacaciones en Malindi, Kenia, invitado por su jefe, el verborrágico Flavio Briatore, patrón de Renault. El italiano posee allí un impresionante 'resort' en el que sabe invitar a sus amistades y Fernando había acudido con su mujer, Raquel de Rosario, la hermana de Raquel y su marido para pasar fin de año.
Pasadas las fiestas y con miras a la preparación para la temporada 2009 era momento de emprender la vuelta a casa. El momento indicado para el regreso era el 4 de junio a cierta hora de la tarde. Pero el avión que habitualmente utiliza Alonso para sus desplazamientos, que es propiedad de una empresa española, tocó con una de sus alas en uno de los edificios que sirven de hangar en el abandonado aeropuerto de Malindi y el tinte de tragedia mezclada con milagro dio rápidamente la vuelta al mundo, sin percatarse que ni Alonso, ni sus acompañantes, estaban en la unidad de dicha empresa española.
El incidente no tuvo mayor relevancia que el retraso en la salida del vuelo de la tarde del día 4 a la mañana del día 5. El asturiano y sus acompañantes ya se encuentran en sus casas y siempre estuvieron sanos y salvos.
Comentan los especialistas, que este tipo de incidentes es habitual en los aeropuertos africanos. Porque sus instalaciones son precarias, utilizan hangares e instalaciones muy antiguas y cuentan con muy malas condiciones, tanto de señalización, como de servicios auxiliares. Especialmente los que no se encuentran en las ciudades capitales.
De la mejor manera que se puede poner paños fríos a esta situación, Luis García Abad, manager de Alonso, aseguró que el percance no se puede calificar de accidente.
"Al parecer le dieron un golpe al avión mientras lo aparcaban. No le dimos la menor importancia y por eso nos sorprende este revuelo", comentó.
De la mejor manera que se puede poner paños fríos a esta situación, Luis García Abad, manager de Alonso, aseguró que el percance no se puede calificar de accidente.
"Al parecer le dieron un golpe al avión mientras lo aparcaban. No le dimos la menor importancia y por eso nos sorprende este revuelo", comentó.
A mi no me sorprende, pero por algunos medios, me da tristeza.
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