Honda ha dejado con su retirada una estructura inmensa en su sede de Gran Bretaña que ahora lucha por no quedar afuera de la Fórmula 1, pero más aún por algo más importante: por no perder su empleo.
Si Honda no consigue un comprador antes del GP de Australia, alrededor de 300 empleados que continúan como si nada hubiera pasado desarrollando el nuevo modelo para competir por si acaso esta temporada, se quedarán sin nada y a las puertas de haber comenzado el campeonato del mundo.
Es por ello que gente que maneja la escudería, podría decirse por ahora británica, ha entrado en conversaciones con las autoridades de ese país para poder acceder a un préstamo que los rescate de su desesperada situación económica.
Si Honda no consigue un comprador antes del GP de Australia, alrededor de 300 empleados que continúan como si nada hubiera pasado desarrollando el nuevo modelo para competir por si acaso esta temporada, se quedarán sin nada y a las puertas de haber comenzado el campeonato del mundo.
Es por ello que gente que maneja la escudería, podría decirse por ahora británica, ha entrado en conversaciones con las autoridades de ese país para poder acceder a un préstamo que los rescate de su desesperada situación económica.
Al respecto, el secretario de Comercio Británico, Lord Mandelson, ha anunciado una multimillonaria partida del gobierno para ayudar a la industria del automóvil, de manera que el equipo de Brackley contaría con posibilidades de recibir parte de esa ayuda económica.
Posibilidades que fueron confirmadas por una portavoz del Departamento de Comercio e Industria al expresar en el diario The Guardian que "no hay motivos por los que Honda Racing no pueda solicitar esa ayuda."
Como requisito, el gobierno está dispuesto a ayudar a cualquier compañía del automóvil que facture 27 millones de euros o más y que se comprometa a reducir las emisiones de carbono y crear puestos de trabajo.
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