F1 - El mundo de la fórmula uno

Después de la monótona carrera de Valencia, la Fórmula 1 no descansa y este fin de semana se celebra el Gran Premio de Bélgica, decimosegunda carrera del mundial.

El circuito de Spa-Francorchamps es el preferido por la mayoría de los pilotos y también de los aficionados. Y es que las condiciones de este trazado belga, situado en un entorno bucólico hacen que muchos hayan bautizado a este circuito como mágico. Se trata del circuito más largo del calendario con 7,004 kilómetros, compuesto de 44 vueltas. Ofrece una combinación de largas rectas y curvas rápidas con desniveles. La curva más mítica es la de Eau Rouge, situada en plena rampa y en forma de S, se toma a 300 Km/h. Todo un reto para los pilotos.

Las altas velocidades alcanzadas hacen que el circuito sea muy exigente para los motores. En cuanto a los neumáticos, Bridgestone apuesta por los medios y blandos. Los adelantamientos son difíciles, pero no imposibles. La vuelta rápida está en manos de Kimi Raikkonen que en 2004 paró el crono en 1:45,108 con un McLaren.

Las cambiantes condiciones meteorológicas son clave en este recorrido. Mientras que en una parte de la pista puede estar diluviando, en el otro extremo puede lucir el sol.

Con todas estas características el entretenimiento está casi siempre asegurado. Recordemos el año pasado la que se montó cuando empezó a llover en las tres últimas vueltas y vivimos una gran lucha entre Hamilton y Raikkonen por la primera posición. Al final Raikkonen se estrelló contra un muro y Hamilton ganó la carrera, pero después en los despachos le anularon el triunfo por el adelantamiento demasiado peligroso que le hizo al finlandés. Al final se proclamó ganador Massa. Alonso acabó cuarto.

Este año llevamos una serie de carreras (por no decir todas) que son una auténtico tostón. ¿Cambiará la tendencia en Spa?

El próximo domingo tendremos la respuesta.