Max Mosley, ha sido parte integral de las carreras de Fórmula 1 desde hace mucho tiempo. Pero este viernes, después de 16 años como presidente de la FIA, Mosley se verá relevado de su papel, ya que bien el ex campeón mundial de rally, Ari Vatanen, o el ex-director del equipo Ferrari, Jean Todt, serán los elegidos.
A sus casi 69 años de edad, finalmente decide retirarse, pero antes de que eso suceda echemos un vistazo a su carrera y sus logros.
A Mosley le picó el gusanillo del automovilismo en la década de 1960, tras una visita a Silverstone, justo después de su graduación en Oxford. Aunque abogado de profesión, comenzó a tomar parte en las carreras como piloto, en primer lugar en eventos del club y luego en la Fórmula Dos, su más famosa participación fué como compañero de equipo de Piers Courage en el equipo de F2 de Frank Williams.
En 1969 decidió dejar la conducción de coches y se convirtió en co-fundador de March Ingineering, que rápidamente se convirtió en un importante fabricante de coches de carreras. Como miembro respetado de la industria, en 1974, Mosley fue nombrado representante de la Asociación de Constructores de Fórmula 1 (FOCA). Fue su primera incursión oficial en la política deportiva.
Después de dejar March Engineering, su participación en la F1 se hizo más profunda y en 1981 desempeñó un papel clave en las negociaciones que condujo a la creación del Acuerdo de la Concordia, que regula las carreras de Fórmula 1. Después de un tiempo retirado de los deportes del motor, regresó en 1986 y fue elegido para ser Presidente de la Comisión de Fabricantes, la FISA (Fédération Internationale du Sport Automobile), por aquel entonces la división deportiva de la FIA.
Cinco años más tarde fue elegido presidente de la FISA, y dos años más tarde, cuando la FIA y la FISA se fusionaron, se convirtió en presidente de la FIA. Ha desempeñado el papel desde entonces. Tras su primer mandato de cuatro años que fue reelegido en 1997, y una vez más en 2001 y para volver a salir reelecto en un último período en 2005.
Al poco tiempo de nombrarse la dirección de Mosley de la FIA, la Fórmula 1 fue sacudida por una doble tragedia durante el fin de semana de 1994 en el Gran Premio de San Marino, en el que murieron el tri-campeón del mundo Ayrton Senna y Roland Ratzenberger, un joven prometedor. Su trayectoria cambió para siempre. Aparcó todos los objetivos que se había planteado en un principio para la FIA, y emprendió un nuevo proyecto para mejorar la seguridad de los deportes de motor.
"Su muerte provocó una reevaluación fundamental de la seguridad en todos los niveles del deporte del motor", dijo Mosley. "Hemos establecido un grupo de investigación encargado de la innovación constante y la renovación de los requisitos de seguridad. El resultado ha sido mejorar las protecciones para la cabeza y el cuello, el sistema HANS, mejores arneses, cascos, correas de sujeción en las ruedas, sistemas de células de supervivencia y muchas otras innovaciones, que han contribuido en gran medida en mejorar la seguridad de los pilotos. Los beneficios se pueden ver cada fin de semana en las reuniones de la carrera".
El británico, sin embargo, no se limitó a mejorar la seguridad de los pilotos de carreras. También se dedicó, al mando de la FIA, a mejorar la seguridad vial en todo el mundo, y en 1996 lideró una exitosa campaña para modernizar la Unión Europea (UE) estableciendo unas normas para las pruebas de choque.
"Siempre me ha interesado tratar de asegurar que las mejoras en la pista son de interés para incrementar la seguridad en el circuito", explicó Mosley. "Movidos por nuestra respuesta tras el trágico Imola de 1994, nos dimos cuenta de que las pruebas de vehículos de carretera en Europa no se había actualizado desde 1974. Lanzamos una gran campaña para cambiar esta situación. Hemos tenido éxito al forzar cambios legislativos en Europa para desarrollar la seguridad vial y las pruebas de choque del impacto son una prueba de ello.
Seguidamente, puso en marcha el nuevo Programa Europeo de Evaluación (EuroNCAP), que presidió durante casi diez años. También promovió las llamadas tecnologías inteligentes, como Control Electrónico de Estabilidad y creó el Foro eSafety. Estas iniciativas calaron más allá de Europa y han transformado la seguridad de los coches de carretera modernos, evitando miles de muertos y heridos en nuestras carreteras. Y todavía siguen salvando vidas en nuestras carreteras.
Mosley, al amparo de la FIA, también asumió un papel más internacional y en 2001 creó la Fundación FIA, que ha llevado las innovaciones en seguridad de la FIA y las políticas medioambientales, a nivel global. La Fundación también ayudó a establecer el Instituto de la FIA para la seguridad en los deportes de motor, promoviendo mejoras en todos los ámbitos de las carreras, desde campeonatos menores, hasta los de más alto nivel.
Mosley, inevitablemente, dedicó gran parte de su tiempo a la regulación de carreras de Fórmula 1. A la toma de decisiones firmes y demostró ser un diplomático astuto. Ha supervisado la resolución de los desacuerdos sin fin en los últimos años, el balance deportivo y las preocupaciones ambientales con las exigencias de las grandes empresas y aficionados. La F1 es ahora una estructura muy diferente a la que existía cuando Mosley se convirtió en presidente de la FIA en 1993 y ha sido una pieza fundamental en esa transformación. Huelga decir que en el proceso se ha ganado amigos y "enemigos".
"Es difícil mantener los costes de un deporte de tan alta tecnología bajo control, preservando el papel de la FIA como regulador, menteniendo los intereses del campeonato en crecimiento", explicó. "A pesar de las inevitables controversias, hemos seguido adelante y la Fórmula 1 sigue siendo uno de los certámenes deportivos más importantes del mundo".
"Ser el presidente de la FIA es un papel complicado. Las decisiones que se toman nunca son fáciles. Un deporte tan competitivo y de una importancia comercial como la nuestra tiene que tener un enfoque sólido ensu gobierno. Uno no puede eludir la toma de decisiones que pueden ser impopulares. Y hay que aceptar que, como Presidente, uno tendrá la culpa de las decisiones impopulares, incluso las tomadas por razones puramente legales".
"Con frecuencia, sin embargo, las decisiones han resultado muy impopulares, pero el tiempo nos ha dado la razón, a largo plazo. Ejemplos recientes en la Fórmula 1 son la eliminación de la calificación de coches, la imposición de un solo motor para el fin de semana entero y la congelación de motores. En el momento de estos cambios hubo reacciones furiosas de muchos equipos. Sin embargo, hoy, no querría volver a las viejas costumbres".
En los últimos años, la FIA y Mosley están cada vez más vigilados por los medios, gracias a una serie de controversias, "tanto dentro como fuera del deporte", que han capturado la imaginación del público. El principal de ellos el escándalo de espionaje de McLaren en 2007 y la conspiración de Renault para amañar la carrera del Gran Premio de Singapur de 2008.
"En los últimos dos años, el grado de controversia alrededor de la FIA y mi papel como Presidente llegó a sus cotas más altas", explicó. "Siempre es complicado, pero estos problemas deben abordarse con decisión si pretendemos que la Fórmula 1 siga siendo creíble".
Mosley dice que está satisfecho con lo que ha logrado durante sus 16 años al frente de la Presidencia. Uno de sus últimos actos será supervisar el proceso de las elecciones de este viernes, y aunque mantendrá un papel dentro de la FIA, insiste en que se ofrece para ayudar a quien siga sus pasos.
"Deseo a mi sucesor y todo su equipo lo mejor para el futuro. Espero que de una manera modesta a través de miembros del Senado y de la Fundación pueda seguir manteniendo contacto con los clubes y con los nuevos dirigentes de la FIA. Pero sólo ofreceré mi asesoramiento si me lo piden. Mi tiempo como presidente ha terminado y ahora planeo poder disfrutar de una vida más tranquila".
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