De vez en cuando, aparecen en la Fórmula 1 pilotos que dejan una huella en el asfalto. En algunos casos, esa huella permite a las generaciones futuras disfrutar de ese piloto o rendirle homenaje, como vamos a hacer aquí con Wolfgang von Trips, el eterno campeón alemán.
Von Trips, heredero de la conducción propia de Rudolf Caracciola y Bernd Rosemeyer, nació en Colonia (Alemania) el 4 de mayo de 1928. Miembro de la nobleza alemana de aquel entonces, debutó en F1 en el Gran Premio de Argentina de 1957 a los mandos de un Lancia-Ferrari D50A, terminando en sexta posición. Conocido por sus errores simples, acusados a su juventud, nunca pudo brillar como quiso, hasta que en 1961 le llegó su oportunidad. Con un Ferrari 156 F1 y después de haber competido en años anteriores con modelos de otras marcas, ganó los Grandes Premios de Holanda y Gran Bretaña, llegando líder del campeonato al Gran Premio de Italia, aventajando al segundo, Phil Hill, en cuatro puntos. Logró la Pole Position, y todo parecía indicar que en esa carrera culminaría su sueño: Ser campeón del mundo de F1, el primer alemán en conseguirlo, después de los triunfos de Rudolf Caracciola y Bernd Rosemeyer antes de la segunda guerra mundial.
Pero por desgracia para él, no pudo ser. Tras la salida, mantuvo la posición para pasar primero por línea de vuelta y marcar una distancia con sus seguidores. En la segunda vuelta, todo marchaba bien, hasta que Phil Hill y Ricardo Rodríguez le superaron, momento en el que Jim Clark choca contra el Ferrari de von Trips, catapultándolo hacia la zona de espectadores y matando a catorce. Tras el impacto, el alemán salió despedido del habitáculo del coche, lo que le provocó heridas fatales que posteriormente le causaron la muerte.
Algunas leyendas urbanas apuntan a que von Trips no hubiese podido escapar de su fatal destino, pues después de la carrera iba a tomar una avión que desgraciadamente se estrelló en Escocia.
Es de notable importancia saber que Wolfgang von Trips, el mismo año de su muerte, estableció un circuito de Karting en la localidad alemana de Kerpen. Dicho circuito es el mismo que meses más tarde le compró Rolf Schumacher, padre del heptacampeón mundial Michael Schumacher y del hermanísimo de éste, Ralf. Allí, el 'Kaiser' dio sus primeras vueltas a los mandos de un kart y forjó su particular estilo de conducción. Finalmente, Michael Schumacher se convertiría en 1994 en el primer campeón del mundo alemán.
La huella de von Trips fue seguida por numerosos jóvenes germanos que quisieron hacerse pilotos, pero sólo uno llegó a conquistar la gloria, el mismo que heredó las instalaciones de Karting del malogrado piloto y eterno campeón alemán.
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