No es asi que pienso en interlagos. Me niego a quitarle el nombre que siempre me recordará a esta república de marineros que es el Brasil, este nombre que aún siendo secundário (se dice carlos Pace!!!) me recuerda la imagen que tenia del país inmenso cuando veía las carreras de mi infancia… ni recordaba el nombre de ese carro blanco y rojo, pero sabía que ese casco genial tenia los colores del brazil. Y el Brasil era una morena linda sambando en carnaval. Y la morena se llamaba Senna?, jeje…
La ví en el aeropuerto de Guarulhos hace dos años. Era una mulata altiva e incendiária, que caminaba en medio de un mar de cabellos crespos y caderas danzantes, en sentido contrario (como las curvas de interlagos) y en caída libre hacia un grupo de turistas noruegos. El clan de escandinavos perdió la compostura y sus mujeres, y paró para ver la postal intima de montañas y mareas,( y la tempestad de colores y la oscilación de la falda...) y sentir el hálito secreto que 15 dias en la amazonia no les habían enseñado.
Me sostuve un segundo en el banco que había conquistado a la muchedumbre hacia unos minutos, y contemplé a la Diosa del carnaval que se aproximaba a la fila de asientos al frente de la ventana. Un mochilero de poco menos de 20 años miraba atónito al sueño flameante que, con almendras en los ojos lo enfrentaba mortalmente. Esa fue la única vez que vi a alguien ceder un asiento en un aeropuerto. Ella, victoriosa, miró agradecida al púber que se apresaba a quitar su mochila del asiento del lado. Ella Sonrió, y todos sonreímos con ella. El universo brillava bajo el árbol sagrado del edén hebraico, mientras afuera un destacamento de tractores era indiferente al milagro.
No me hacen falta áreas de escape, no necesito remodelar mi memoria. Interlagos, avanzando en contra de la multitud, es la memoria mágica que buscaré en la muchedumbre insolada este domingo. Y ella estará en medio de las voces ensordecidas por el ruido de los motores.
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