Daba la sensación que el conflicto ya estaba casi terminado, que sólo era cuestión de esperar que la FIA comunicara oficialmente la normativa a la que habían arribado en conjunto con los equipos de la FOTA.
Pero el presidente de la Federación Internacional de Automovilismo es tan impredecible como terco y como esto último lo caracteriza más que lo primero, se ha mostrado reacio a aceptar las condiciones de los equipos de la parrilla.
Sin embargo el problema de Max Mosley no es la terquedad sino como se expresa. Hace dos semanas escuchaba a los jefes de equipos en Montecarlo retirándose sin mencionar palabra y ahora que los equipos ya han presentado sus inscripciones como buena muestra de su voluntad, los ataca por considerar sus propuestas irreales. Invitando a la FOTA a que cree 'su propio campeonato' si no están conformes con las reglas. Evidentemente, el viejo Max no está interesado en que la paz reine en la Fórmula Uno.
"Las reglas las dictamos nosotros, lo hemos hecho durante 60 años y seguiremos haciéndolo así", los desafió. Como si fuera poco les recriminó haber presentado demasiado tarde el borrador del nuevo Acuerdo de la Concordia, según él, para sacar de línea a nuevos equipos que quieren llegar a la F1. "Está claro que han querido retrasar la situación lo más posible para que los equipos nuevos no tuviesen el tiempo suficiente para presentar sus inscripciones", comentó.
Y para rematarla ironizó sobre las formas que utiliza la FOTA para discutir el tema de la crisis económica "Hablamos sobre medidas para ahorrar, y ellos mantienen una reunión en la que hablan sobre como recortar gastos, ante los ojos de la prensa en el yate de Flavio Briatore...".
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