El inglés se ha convertido en un auténtico especialista en rodar al límite del reglamento, pero por el momento sus arriesgadas maniobras no se han traducido en un número elevado de sanciones. Lewis volvió a las andadas en el GP de Malasia y una vez más los comisarios prefirieron mirar para otro lado.
Desde que se subió a un McLaren en el año 2007 el inglés ha sido capaz de deleitar al público con brillantes actuaciones, las mismas que le permitieron convertirse en el piloto más joven de la historia en ganar un Mundial, y con las maniobras más polémicas. Pero lo cierto es que por unas cosas o por otras casi siempre ha conseguido salir airoso de las decisiones de los comisarios.
La última situación comprometida la vivió el pasado domingo en el Gran Premio de Malasia, cuando tratando de defender la posición con el ruso Vitaly Petrov cambió hasta en cuatro ocasiones la trazada. Pese a que el reglamento sólo permite a los pilotos variar una vez la dirección, los comisarios decidieron sólo amonestar a Hamilton, con lo que le permitieron continuar su remontada y terminar en sexta posición la tercera prueba del año.
La famosa grúa
Pero sin lugar fue su primera temporada en el Gran Circo la más conflictiva. En plena lucha por el Mundial con su compañero Fernando Alonso y con el finés Kimi Raikkonen, vio como la grúa le enmendó la plana tras una salida de pista en pleno diluvio en Nurbugring, en el GP de Europa, y le permitió continuar en carrera. Fue una maniobra nunca vista antes en la Fórmula 1 y tras analizarla la FIA decidió prohibirla para posteriores ocasiones, pero no con carácter retroactivo.
Ese mismo año, en el GP de Japón, también se libró de una sanción al detener bruscamente la marcha tras el coche de seguridad y provocar un accidente entre Webber y Vettel. Ambos pilotos debieron de abandonar la carrera cuando aspiraban a todo y además el alemán, por aquel entonces en Toro Rosso, fue sancionado con la pérdida de diez posiciones en la parrilla de salida del siguiente Gran Premio. Sin embargo, el inglés volvió a servir de precedente de lo que no se debía de hacer de cara el futuro, pero de sanción, nada de nada.
Así que con estos precedentes hay quien en España ha adaptado el ya manido término futbolístico Villarato (que viene a denunciar el supuesto trato de favor de los árbitros españoles con el Barcelona) a la Fórmula 1. El resultado es claro y evidente: Hamiltonato.
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