El experimentado austriaco, actualmente probador del equipo Honda, mantiene su costumbre de expresarnos antes de cada Gran Premio como se hace un vuelta en cada escenario. Lo disfrutamos la semana pasada con Spa Francorchamps, pues no perdamos de vista Monza, a mi parecer el segundo circuito de piloto que tiene la F1. En Spa se destacan los talentosos, en Monza los veloces.
"Monza tiene algo muy especial. La configuración, el ruido de los tifosi, las antiguas rampas en el fondo, el nombre… ¡me gusta todo! Es el único circuito súper rápido del calendario y todo sucede a gran velocidad para los pilotos. Hay que rodar algunas vueltas para aclimatarse, aunque uno haya estado corriendo todo el año."
"En cuanto al estilo de conducción, Monza es una combinación increíblemente interesante. Por un lado, hay que maltratar mucho el coche al ser sumamente agresivo en los pianos, pero también hay que tratarlo con delicadeza y tener un gran cuidado con el acelerador debido a la baja carga aerodinámica."
"En la primera curva el frenado es esencial. No hay que pasarse de frenada, algo muy fácil porque se entra muy rápido, a 340 km/h y después se utilizan mucho los bordillos. Hay que esforzarse en salir limpiamente porque después viene la larga recta en torno a Curva Grande, antes de volver a aplicar los frenos y reducir la marcha en la segunda chicane. La zona de frenado es bacheada y hay que saltar sobre los pianos, lo cual resulta muy divertido."
"Las dos Lesmos se toman en cuarta, y las dos son muy resbaladizas. La primera es ligera mente peraltada a tu favor, por lo que se tiene subviraje a mitad de curva seguido de sobreviraje en la salida. En ese momento es muy importante mantener un buen ritmo al cruzar la segunda Lesmo, porque es fácil pasarse, o quedarse corto, y hay que salir bien."
"A continuación viene Ascari, una de las mejores curvas de la Fórmula 1. Es difícil frenar a causa de los baches, y una vez que se gira se salta al interior del piano. Después se recupera la potencia y se debe apuntar directamente a las siguientes curvas a derecha e izquierda. Si se toman a tope, se tiene demasiado subviraje o demasiada carga aerodinámica, y si no se puede hacer así, se pierde mucho tiempo al aflojar el ritmo."
"Después se frena a último momento para la última curva, la Parabólica. Se pisa el freno a unos 60 metros y se pasa de séptima a cuarta. El coche va siempre muy ‘nervioso’ en la entrada y hay que recuperar la potencia antes del vértice, momento en el que uno desconoce dónde pisará la línea blanca en la salida. Es una situación que requiere valor".
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